“Cardique, te llevo tatuado en el alma”. Así define Francisco Carmona Moreno sus sentimientos por la Corporación Autónoma Regional del Canal del Dique (Cardique), que el próximo 16 de febrero llega a un cuarto de siglo desde su creación.
Para “Pacho”, como todo el mundo conoce al piloto de las lanchas de la corporación, el papel de Cardique es fundamental para la conservación del medio ambiente en su jurisdicción, no sólo por el control que ejerce, sino por la labor investigativa que desarrolla, lo que permite tomar decisiones acertadas. En los 22 años que tiene de estar trabajando en la entidad una anécdota lo marcó para siempre y ocurrió el 15 de septiembre de 2001, cuatro días después de la caída de las Torres Gemelas.
“Ese día llevé a José Ignacio “El Mono” Hernández, científico, ecologista y pensador, junto a otros científicos de Estados Unidos, Italia, Alemania, España y Suramérica, al corchal de la Isla del Covado a observar los monos aulladores, en el corazón del Canal del Dique. Estas personas asistían a un congreso mundial de fauna y flora que se realizaba en Cartagena,”, dijo.
“Yo había escuchado hablar de la sencillez y erudición de “El Mono” Hernández, pero que va ese hombre era un sabio. Cuando llegó al corchal mencionó en varios idiomas por lo menos 20 especies de matas y árboles, mientras, concentrado, escuchaba los aullidos de los monos y demás animales. Estando en medio del barro, extasiado y feliz, le sobrevino un infarto de miocardio fulminante. La humanidad del mono Hernández cayó en el barro y me correspondió, junto a otros campesinos y pescadores de la zona, sacar del terreno cenagoso el cuerpo inerte amarrado a un palo. Hubo un silencio sepulcral en el bosque, mientras los científicos, rezaban, cada uno en su idioma, junto a Julia Sánchez, esposa del mono Hernández, quien siempre lo acompañaba. Minutos después los monos aullaban tan fuerte que nos asustamos, mientras subíamos el cadáver a la lancha. Un año después, el Ministro de Medio Ambiente de la época bautizó el área protegida como Corchal Mono Hernández. Nunca olvidaré ese suceso”, cuenta Pacho.
Son muchas las anécdotas que han marcado a quienes laboran en Cardique. Por ejemplo, hace cuatro años una manada de mapaches se tomó la sede de la corporación y corrían por los techos creando pánico a empleados y visitantes. Carlos Mendoza, auxiliar de servicios generales y uno de los personajes de la corporación, fue comisionado para ahuyentar de la mejor forma a los mapaches, que hallaron en el cielo raso de la edificación, donde funciona la entidad, su morada perfecta. Como el lema de Cardique es conservar la vida por naturaleza, Carlitos no podía maltratar a los mapaches, que cada día se posesionaban más de la entidad, armando escándalos en horas laborales. Cada vez que se apareaban o peleaban llamaban a Carlitos porque se paralizaban las labores y aunque reía entraba en cólera. Entonces, el cazador de mapaches con unas cabuyas armó, con el apoyo de compañeros, trampas hasta que lograron capturar no menos de 10 animales. Los mismos fueron trasladados a un complejo cenagoso alejado de la corporación, donde reforzaron techos y cielos rasos. Carlos Mendoza ríe cuando recuerda esa y otras anécdotas que han marcado su existencia en los 23 años que tiene de estar laborando en la que asegura es la mejor empresa del mundo.
Acciones
Pero Cardique va más allá de las anécdotas y aunque ha mostrado su garra sancionando empresas y particulares que han cometido delitos que afectan el ambiente, también ha trabajado por la conservación de especies. Por eso hay que destacar el proceso de rescate, recuperación y posterior liberación de un grupo de manatíes en el complejo cenagoso Tupe-Zarzal-Capote.
Este proceso se inició en 2016, cuando después de una fuerte sequía provocada por los efectos del Fenómeno del Niño en el complejo Tupe-Zarzal-Capote. Cardique abanderó el proceso rescatando, con el apoyo de pescadores de Evitar, corregimiento de Mahates, y otros poblados, a un grupo de manatíes, que, posteriormente, fueron dispuestos en una laguna del Batallón de Infantería No. 13 de Malagana, corregimiento de Mahates. Durante casi tres años los manatíes recibieron la atención requerida y se alistaron para devolverlos a su hábitat. Esto se cumplió en diciembre del año anterior, precedido de la planeación estratégica por parte del equipo interdisciplinario de Cardique. A cada manatí se le instaló un dispositivo GPS que ha permitido el monitoreo de las especies en el sistema natural, realizando seguimientos periódicos a cada uno de los individuos liberados.
En palabras del director de Cardique, Angelo Bacci Hernández, el rescate, cuidado y posterior liberación de los manatíes ha sido una gran apuesta y un gran logro porque se involucró a la comunidad creando un grupo, conformado por pescadores, denominado “Los Guardianes del Manatí”, quienes pasaron de ser cazadores a ser protectores de la especie.
Elkin Pimentel Palacio, uno de los líderes de “Los Guardianes del Manatí”, advierte sin recatos que el papel de Cardique ha sido fundamental porque gracias a la educación impartida, pasaro
n a ser cuidadores de la especie. “Antes muchos los cazaban porque se decía que el manatí tiene siete carnes y era un manjar exótico, pero ahora, gracias a Cardique los cuidamos y amamos”.
Otro de los grandes logros para mostrar es la estrategia para reducir la desforestación indiscriminada y mejorar la calidad de vida de los habitantes de la ecorregión Montes de María, que consiste en el suministro de 400 estufas ecológicas a familias de esa zona.
Los beneficiarios, habitantes de corregimientos y veredas de El Carmen de Bolívar y San Jacinto, solían cocinar en hornillas artesanales, que se caracterizan por el uso de un volumen considerable de leña y emanar grandes cantidades de humo. Con este proyecto se disminuye la presión a la flora en la región.
Cardique, mediante la empresa contratista Ecoambiente, adelantó un estudio de campo para la selección de las familias beneficiarias y 550 árboles de especies nativas maderables para establecer un banco de leña, que garantice la disponibilidad de la madera, de manera que no exista la posibilidad de desforestar árboles de la zona.
Las estufas ecológicas funcionan con aproximadamente un 60% menos de leña que las tradicionales y cuentan con una chimenea que conduce el humo que produce fuera del hogar, contribuyendo así a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y al mejoramiento de la calidad de vida de las familias que ya no inhalarán el humo en los hogares.
También vale la pena mencionar los alcances del proyecto silvopastoril que benefició a 135 pequeños ganaderos en los Montes de María.
El proyecto logró mejorar las prácticas ganaderas que implementaban 135 pequeños productores de El Carmen de Bolívar, San Jacinto y Córdoba Tetón, a través del suministro de insumos, mecanización y preparación del terreno, establecimiento del sistema banco de proteínas y franjas, realización de controles de maleza pre-siembra y post – siembra, acompañamiento técnico, monitoreo, seguimiento, capacitaciones y asesorías, que apuntaban a una reconversión hacia la ganadería sostenible.
El sistema silvopastoril al integrar árboles, ganado y pastos en una misma unidad productiva, no sólo mejoró la productividad de los pequeños ganaderos, sino que también ayudó a la disminución de la presión ambiental, traducida en deforestación, fragmentación del paisaje ganadero, áreas en proceso de desertificación y deterioro de los recursos naturales. La puesta en marcha del sistema silvopastoril contribuyó a la retención del suelo, evitar la erosión y la pérdida de minerales.
Con estos logros y muchos que se tienen proyectados, Cardique celebra sus 25 años trabajando en la conservación de los recursos -naturales en su jurisdicción.